Dr. B. Angel Grillo
   
Inicio
Productos
Publicaciones
Un Cálido Rincón
Galería de Fotos
Novedades
Enlaces
Click para aumentar
Dhalga Limón
 
 
 
Inicio Currículum Trabajos Científicos Contáctenos  

Trabajos Científicos:  

ELEMENTOS TRAZA EN TEJIDOS BLANDOS DEL PINGÜINO PAPUA
1999 - 2000

ELEMENTOS TRAZA EN TEJIDOS BLANDOS DEL PINGÜINO PAPUA 

(Pygoscelis papua) EN LA ISLA REY JORGE, ANTÁRTIDA

RESUMEN

Le determinaron las concentraciones titulares de metales traza (cobre, cinc, hierro, manganeso, selenio, bromo, y rubidio) en el hígado, riñón y músculo pectoral de individuos adultos del pingüino Papua (Pygoscelis papua), colectados en Punta Suffield, Isla Rey Jorge, Islas Shetland del Sur, Antártida (62° 11 'S, 58°54 'W) durante la temporada de cría 1995-1996. La determinación; los metales traza se realizó mediante espectrometría por fluorescencia de rayos X. De la totalidad de los metales traza determinados en este trabajo, las concentraciones titulares de los elementos esenciales cinc, hierro, manganeso, y selenio estarían reguladas metabólicamente e ir consiguiente puede afirmarse que las mismas no representan una seria amenaza de poluón. Asimismo, existe alguna evidencia para sostener que el bromo y el rubidio también presentarían cierta regulación. Las concentraciones de cobre hepáticas mostraron la máxima variación, portándose un nivel extremadamente alto en el individuo macho (240 ppm en peso seco). Así, entre la totalidad de las aves marinas o costeras, el pingüino Papua puede ser considerado primo el mejor indicador potencial de polución costera por cobre. Por otra parte, se observaron diversas diferencias a nivel intertisularen las concentraciones de los metales; el hígado mostró las mayores concentraciones medias de hierro y cobre, mientras que el riñón se caracterizó por las máximas concentraciones medias de cinc, selenio, y bromo.

INTRODUCCIÓN

Cuando se pretende cuantificar las variaciones geográficas o temporales en los niveles de metales pesados en ambientes marinos o evaluar el impacto de ingresos antropogénicos de metales, el análisis de niveles en organismos bioindicadores ofrece diversas ventajas sobre el análisis de agua de mar o sedimentos (Phillips, 1977, 1990). La elección del bioindicador depende de muchas variables, tales como la habilidad de regular las concentraciones de metales específicos en los tejidos o la tendencia a acumular altas concentraciones de los mismos. En función de ello, los macroinvertebrados han sido generalmente seleccionados con este propósito (Phillips, 1977,1990).
Aunque las aves marinas pueden presentar variaciones muy localizadas o a corto plazo en los niveles de contaminantes de las cadenas alimentarias marinas, y en algunos casos (como en los relacionados al mercurio o los organoclorados) acumular mayores concentraciones en sus tejidos que las observadas en sus respectivos ítems alimenticios, podría considerarse que globalmente no ofrecen ventajas sobre otros bioindicadores marinos para el análisis de metales. Sin embargo, en las aves marinas se manifiesta un gran interés conservacionista, y muchos metales han sido implicados como causa de mortalidad o en la reducción del suceso reproductivo de las poblaciones de aves costeras, dulceacuícolas o terrestres. Por consiguiente, las concentraciones de metales pesados o traza en tejidos corporales y huevos de aves marinas vienen siendo medidas con intensidad creciente desde fines de la década de los sesenta (v.g., ver Anderlini et al., 1972; Dale et al., 1973; Blusa et al., 1977;Steinhagen-Schneider, 1986;y Norheim, 1987).

El establecimiento de concentraciones base de metales para los tejidos de aves marinas es dificultoso, en virtud de las probables influencias de índole geológica, dietaria, taxonómica y otras que se manifiestan sobre los niveles "naturales". A pesar de ello, existe una creciente información sobre los niveles de metales en poblaciones alejadas de fuentes de polución localizada.
Los reportes de acumulación de metales traza en tejidos blandos de pingüinos de la familia Pygoscelidae son escasos (Honda et al., 1986;Norheim, 1987; Szefer et al., 1993)yen ningún caso referidos específicamente a la especie aquí estudiada. El presente trabajo constituye un nuevo aporte, aunque de carácter preliminar, sobre los niveles de elementos traza en tejidos blandos de pingüinos Papua (Pygoscelis papua) presentes en la Antártida insular, utilizando una metodología de análisis cuantitativa multielemental y no destructiva.

MATERIAL Y METODOS

Las muestras de tejidos blandos (hígado, riñón y músculo esquelético de la región pectoral) se obtuvieron en tres individuos adultos (un macho y dos hembras) del pingüino Papua (Pygoscelis papua) capturados en la zona costera de la Bahía Fildes (Isla Rey Jorge, Archipiélago de las Shetland del Sur), en las inmediaciones de la Base Científica Antártica Artigas (BCAA) (62° 11 'S, 58°54'W), durante el mes de enero (verano austral) de 1996. Inmediatamente después de la colecta, las muestras fueron almacenadas en bolsas de polietileno estéril y mantenidas en un congelador a -20°C hasta su análisis en el Laboratorio de Fluorescencia de Rayos X de la Dirección Nacional de Tecnología Nuclear (DINATEN).
Las muestras obtenidas fueron analizadas por fluorescencia de rayos X (FRX), empleando un instrumento dispersivo en energía. La misma es una técnica instrumental no destructiva de análisis multielemental simultáneo que mide la emisión de rayos X característicos que ocurren cuando los átomos son excitados por una fuente externa de radiación. La energía e intensidad de los rayos X emitidos tipifican las identidades y concentraciones de los elementos en la muestra. La FRX puede ser usada para la detección de un amplio intervalo de elementos, usualmente desde el sodio al uranio, con límites de detección en el orden de las partes por millón (ppm) en peso seco. Debido a que la técnica trabaja por análisis directo de superficie, se requiere solamente un mínimo manejo de la muestra. La técnica presenta además la ventaja de no requerir reactivos, tales como solventes o ácidos, que puedan introducir elementos ajenos a la muestra. Por otra parte, al ser una técnica no destructiva, las muestras luego de analizadas pueden ser almacenadas y sujetas a análisis adicionales o confirmatorios.
Para la aplicación de esta técnica, se efectuó previamente el secado de las muestras en estufa a 60 (± 5) °C hasta obtener un peso constante. Posteriormente se procedió a su molienda en molino mecánico de ágata hasta la obtención de un tamaño homogéneo de partícula (180 mm). Con el polvo obtenido se confeccionaron pastillas finas transparentes a los rayos X, de superficie plana, área constante y una densidad superficial comprendida entre 0,0500 y 0,0900 g/cm2.
Una vez obtenidas las pastillas, las mismas fueron irradiadas durante 1000 segundos con la energía emitida por una placa de Ag (20 keV, aproximadamente), la cual es a su vez excitada con un tubo de rayos X Siemens con ánodo de Mo de 3 kW de potencia. Posteriormente las pastillas fueron irradiadas con la energía emitida por una placa de Cu (8 keV, aproximadamente).
Para la detección se empleó un detector semiconductor de Si(Li) de alta resolución con electrónica asociada Canberra. Los espectros se conectaron en computadora a través de una tarjeta multicanal Canberra S 100. El tratamiento y cuantificación de la información se realizó en una computadora personal IBM compatible, empleando los programas AXIL y QXAS de la International Atomic Energy Agency (IAEA).
Cada muestra de tejido aviano fue analizada cuantitativamente tres veces, calculándose entonces la media aritmética de la concentración.
El control de calidad se basó en el análisis de los siguientes materiales de referencia:
SRM 1577 Bovine Liver y SRM 1646 Estuarine Sediment del National Bureau ofStandards (NBS), y SOIL-7 Soil de la IAEA. Idéntico procedimiento al descrito para las muestras de tejido aviano se aplicó a los materiales de referencia, donde las concentraciones medidas por FRX no difirieron en más del 11 % de las concentraciones certificadas.
A efectos de comparación, las concentraciones en ppm en peso húmedo documentadas en la literatura para aves marinas adultas son convertidas a concentraciones en ppm en peso seco, asumiendo un contenido en agua del 75 % para el riñón y el músculo, y un 70 % para el hígado. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los valores en contenido en agua usados en las conversiones entre peso húmedo y peso seco son aproximados, y podrían variar entre estudios por razones analíticas, fisiológicas o taxonómicas.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Los metales con algún significado toxicológico, tales como el plomo y el cadmio, no fueron detectados en ninguno de los tejidos analizados mediante la técnica arriba descrita, mientras que los niveles de mercurio no pudieron ser determinados por razones analíticas.

Tabla 1. Concentraciones de metales traza (en ppm en peso seco) en tejidos blandos (hígado, riñón y músculo pectoral) de pingüinos Papua (Pygoscelis papua) colectados en la Isla Rey Jorge. En los casos donde alguna de las concentraciones individuales estuviera por debajo del límite de cuantificación, se utilizó arbitrariamente un valor de 0,5 veces el límite de cuantificación para calcular las concentraciones medias.

 

Hígado
Elemento Macho Hembra 1 Hembra 2 Media ±DT
Cu 240 24 24 96 ±125
Zn 140 150 57 116±51
Fe 5000 3300 2000 3433 ±1504
Se 8 6 <4 5±3
Br 26 31 17 25 ±7
Rb 13 8 9 10±3


 

Riñón
Elemento Macho Hembra 1 Hembra 2 Media ± DT
Cu 18 nd nd  
Zn 150 140 170 153±15
Fe 540 740 410 563 ±166
Se <9 13 16 11±6
Br 30 33 39 34 ±5
Rb 11 13 8 11±3


Tabla 1. Continuación.
 

Músculo
Elemento Macho Hembra 1 Hembra 2 Media ±DT
Cu 29 25 36 30±6
Zn 62 90 180 111±62
Fe 1800 1800 2900 2167±635
Mn nd nd 40  
Se nd <10 9  
Br 15 16 44 25 ±16
Rb 10 6 10 9±2

nd: No detectado DT: Desviación típica

Tabla 2. Concentraciones de metales traza reportadas en la literatura para tejidos blandos de diferentes especies de pingüinos en la Antártida. Datos en pingüino Adelia tomados de Honda et al. (1986), y en pingüinos de barbijo y de penacho amarillo tomados de Norheim (1987). (Todas las concentraciones convertidas a ppm en peso seco a efectos comparativos.)

Pingüino Adelia (Pygoscelis adeliae)


 

  Hígado Riñón
Elemento n Media Intervalo Media Intervalo
Cu 10 Zn 10 Cd 10 15,7 11,0-20,3 160 107-243 13 3-27 14,4 11,6-18,0 196 120-284 204 96-372

Pingüino de barbijo (Pygoscelis antárctica)

  Hígado Riñón
Elemento n Media Intervalo Media Intervalo
Cu 13 Zn 13 Se 13 Cd 13 15,0 12,0-20,0 120 97-153 18,0 10,7-24,0 7 3-13 14,4 11,2-22,8 124 100-152
76 36-156


Pingüino de penacho amarillo (Eudyptes chrysolophus)

  Hígado Riñón
Elemento n Media Intervalo Media Intervalo
Cu 9 Zn 9 Se 9 Cd 9 13,3 8,0-17,7 137 103-207 73,3 46,7-93,3 30 13-113 12,8 10,4-14,8 184 136-336
196 72-664

n: Número de muestras

En la Tabla 1 se muestran las concentraciones de metales traza encontradas en los diversos tejidos de los individuos de pingüino Papua analizados, mientras que en la Tabla 2 se presenta un resumen de las referencias para varios metales traza en órganos de pingüinos muestreados en la Antártida.
Muchos de los metales traza detectados en los tejidos del pingüino Papua son considerados como esenciales desde el punto de vista biológico, estando asociados a metaloproteínas (v.g., hemoglobina y mioglobina) con funciones relacionadas al transporte de oxígeno (cobre, hierro), o actuando como cofactores enzimáticos o metaloenzimas (cobre, cinc, manganeso, y selenio) (Fisher, 1975;Vallee&Auld, 1990).

Cobre

Las concentraciones de cobre en los tejidos analizados en el pingüino Papua se sitúan entre niveles no detectables en el riñón y 240 ppm en peso seco en el hígado (Tabla 1), comprobándose entonces una variabilidad extremadamente alta que contrasta notablemente con la baja variabilidad reportada en la generalidad de las aves marinas (Thompson, 1990).

Las concentraciones de cobre hepáticas observadas en el pingüino Papua oscilan entre 24 y 240 ppm en peso seco (Tabla 1), resultando así de 2 a 12 veces superiores a las reportadas en otras especies de pingüinos de la Antártida (Honda et al., 1986; Norheim, 1987) (Tabla 2).
El muy amplio intervalo de concentraciones detectado en el hígado de los ejemplares estudiados produce un coeficiente de variación excepcionalmente alto (129,9 %), lo cual parecería indicar que el pingüino Papua no está fisiológicamente habilitado para regular su concentración hepática de cobre o bien que la captación dietaria de cobre excede su capacidad regulatoria. Así, entre la totalidad de las aves marinas, el pingüino Papua podría ser considerado como uno de los mejores indicadores potenciales de polución costera por cobre.
En aves marinas, las concentraciones de cobre en el riñón tienden a ser algo menores que las concentraciones en el hígado, con niveles en el músculo todavía menores (Thompson, 1990). En particular, los niveles medios de cobre hepáticos y renales reportados para diferentes especies de pingüinos en la Antártida, están en concordancia con los registrados en la generalidad de las aves marinas (Tabla 2); v.g., en el pingüino Adelia, Pygoscelis adeliae se reportan concentraciones medias de cobre de 15,7 ppm en peso seco en el hígado y 14,4 ppm en peso seco en el riñón (Honda et al., 1986), mientras que en el pingüino de barbijo, Pygoscelis antártica las mismas se sitúan en 15,0 y 14,4 ppm en peso seco para el hígado y el riñón, respectivamente (Norheim, 1987). Sin embargo, las concentraciones tisulares de cobre observadas en el pingüino Papua no se ajustan a este patrón, con una razón media hígado / riñón (en términos de peso seco) sensiblemente mayor a la unidad, y concentraciones en el músculo que se sitúan entre las observadas en el hígado y en el riñón (Tabla 1). El macho de pingüino Papua analizado en este trabajo resulta excepcional en mostrar un marcado exceso (más de 13 veces) en la concentración de cobre en el hígado sobre la concentración en el riñón.

Cinc

En el pingüino Papua, la concentración media de cinc hepática y renal y sus correspondientes intervalos de concentraciones (Tabla 1) resultan aproximadamente similares a los previamente reportados en otras especies de pingüinos muestreadas en la Antártida (Honda et al., 1986; Norheim, 1987) (Tabla 2).
En aves marinas, los niveles de cinc en el hígado son comparables a los del riñón, con niveles algo menores en el músculo (Anderlini etal., 1972; Osborn etal., 1979; Honda et al., 1986). En todos los tejidos analizados, los niveles de cinc tienden a ser inferiores a 200 ppm en peso seco (Anderlini etal., 1972; Custereía/., 1986), aunque mayores concentraciones de este metal (oscilando entre 225 y 688 ppm en peso seco) han sido notadas por Osborn etal. (1979) en el petrel Fulmarus glacialis. En el pingüino Papua, la máxima concentración media de cinc se observó en el riñón, con niveles algo menores en el hígado y en el músculo. Por otra parte, y a juzgar por los amplios intervalos de concentraciones observados, los niveles de cinc en el músculo, y probablemente también en el hígado, presentarían una variación algo mayor a la esperada para un elemento esencial (Tabla 1),

Hierro

Honda et al. (1986) reportaron muy altas concentraciones de hierro en el hígado del pingüino Adelia, Pygoscelis adeliae (con un intervalo de concentraciones entre 777 y 5567 ppm en peso seco), con menores niveles en el riñón y aún menores en el músculo. En el macho de esta especie, la concentración de hierro en el músculo parece declinar durante el prolongado período de inanición asociado al primer turno de incubación, mientras que la concentración en el hígado se incrementa. Esta redistribución del hierro (desde el músculo hacia el hígado) probablemente contribuye a la presencia de mayores concentraciones medias de este metal en el hígado de los machos (3290 ppm en peso seco) que en el de las hembras (1593 ppm en peso seco).
En el pingüino Papua, a diferencia de lo observado en el Adelia, las concentraciones medias de hierro tienden a decrecer en el siguiente orden: hígado > músculo > riñón. Este patrón tampoco es coincidente con el observado para los niveles de hierro en otras especies de aves marinas, donde a pesar de la escasa información existente puede decirse que el hígado tiende a tener la mayor concentración de este metal, con niveles menores en el riñón y todavía menores en el músculo (Howarth et al., 1981; Custer et al., 1986). Por otra parte, las concentraciones de hierro determinadas en el hígado del pingüino Papua (Tabla 1) son similares a las publicadas para el Adelia, con una relación de concentraciones hepáticas medias entre sexos también similar (1,9 en el Papua y 2,1 en el Adelia). Esto podría indicar que en el macho de pingüino Papua también se verifica el mismo proceso de redistribución del hierro señalado para el Adelia, aunque sería necesaria una investigación más profunda para poder afirmarlo con mayor consistencia. Además, los niveles de hierro en vertebrados marinos de buceo profundo tales como el pingüino Papua, que desciende a profundidades de 100 m para alimentarse de krill (Conroy & Tweives, 1972), podrían ser de interés para desarrollar estudios de las relaciones entre el metabolismo de este metal, la dinámica de su flujo y el almacenamiento de mioglobina.

Manganeso

Las concentraciones de manganeso en los diferentes tejidos blandos de los ejemplares de pingüino Papua se encuentran por debajo de los límites de detección, salvo en el músculo pectoral de una de las hembras muestreadas (40 ppm en peso seco; Tabla 1).
Los niveles de manganeso en aves marinas se encuentran pobremente documentados, aunque tienden a ser menores a 5 ppm en peso húmedo para cualquier tejido (Hulse et ai, 1980; Howarth et al., 1981 ; Hondada/., 1986). Sin embargo, Custer etal. (1986) registraron concentraciones de hasta 29 ppm en peso seco en hígados de polluelos del gaviotín común (Sterna hirundo) muestreados en un entorno algo polucionado. Por lo tanto, y en vista de la mencionada escasez de información en la literatura para este metal, no resulta posible al presente explicar la elevada concentración reportada en el músculo de una de las hembras de pingüino Papua.

Selenio

La concentración media de selenio en el hígado del pingüino Papua (5 ppm en peso seco) es considerablemente menor a la previamente reportada para la Antártida por Norheim (1987) en el pingüino de barbijo (18,0 ppm en peso seco) y en el pingüino de penacho amarillo (Eudyptes chrysolophus) (73,3 ppm en peso seco). También se observa en el pingüino Papua un intervalo de concentraciones (< 4 a 8 ppm en peso seco) de menor amplitud en relación al reportado en las demás especies de pingüinos (Tabla 2). Los bajos niveles de selenio reportados en esta especie probablemente reflejan simplemente la naturaleza incontaminada del lugar de muestreo.

Hasta el presente no han sido publicados datos sobre las concentraciones de selenio en otros tejidos de aves marinas antárticas. No obstante, en aves marinas de otras regiones del planeta se reportan concentraciones de selenio en el riñón que oscilan entre 8,6 (Hutton, 1981) y 89,1 ppm en peso seco (Furness & Hutton, 1979). En el pingüino Papua, el riñón tiende a acumular las mayores concentraciones de selenio, constatándose niveles aproximadamente similares en el hígado y en el músculo (Tabla 1).

Otros metales

No existe información previamente publicada sobre los niveles de bromo y rubidio en tejidos de aves marinas, de manera que no resulta posible establecer una comparación con las concentraciones aquí señaladas. En los ejemplares de pingüino Papua estudiados, las concentraciones medias de bromo en el hígado y en el músculo resultan idénticas (aunque con un intervalo de concentraciones de mayor amplitud en el músculo) y algo menores a la observada en el riñón, mientras que las correspondientes al rubidio tienden a distribuirse bastante uniformemente entre los distintos tejidos blandos considerados (Tabla 1).

En base a los relativamente pocos datos existentes en la literatura para el bromo y el rubidio en especies de vertebrados marinos, tampoco sería posible hacer alguna evaluación sobre los efectos que pudieran tener sobre esta especie de ave marina. No obstante, parece probable que los valores reportados para estos metales en el pingüino Papua presenten cierta regulación metabólica (a juzgar por los generalmente estrechos intervalos de concentraciones observados) o bien representen niveles de fondo de estos elementos para localidades relativamente prístinas.

En los tejidos analizados en el pingüino Papua, el cadmio presenta niveles indetectables, aunque en otras especies de pingüinos de la Antártida se reportaron niveles que oscilan entre 3 y 113 ppm en peso seco para el hígado y entre 36 y 664 ppm en peso seco para el riñón (Honda etal., 1986; Norheim, 1987) (Tabla 2). Estas concentraciones indetectables en los ejemplares aquí estudiados resultan difíciles de explicar considerando que el pingüino Papua, al igual que otras especies congenéricas y simpátricas de la familia Pygoscelidae (Pygoscelis adeliae y Pygoscelis antártica), preda predominantemente sobre grandes crustáceos eufáusidos (en particular el krill antártico Euphausia superbd) (Volkman et al., 1980), los cuales acumulan cadmio y otros metales pesados a niveles relativamente altos (Honda et al., 1987; Yamamoto et ai,1987).

La dieta del pingüino Papua contiene (en peso húmedo) un 84,5 % de krill y un 15,4% de pescado, mientras que la correspondiente a las demás especies de pingüinos pigoscélidos consiste casi exclusivamente de krill (99,6 % de krill, 0,1 % de pescado en el pingüino Adelia y 99,6 % de krill, 0,3 % de pescado en el pingüino de barbijo) (Volkman et al., 1980). Debido a que resulta probable que una dieta basada casi exclusivamente en krill tenga un mayor contenido en cadmio que otra donde la predominancia de esta especie presa no sea tan marcada, es posible admitir que los niveles indetectables de cadmio en los tejidos blandos del pingüino Papua podrían, en parte, estar reflejando las diferencias señaladas en la composición de su dieta con respecto a la observada en las demás especies de pingüinos pigoscélidos.

Comparaciones entre concentraciones de los diversos metales

Las mayores concentraciones medias de metales traza en el riñón del pingüino Papua estuvieron en el siguiente orden: Fe > Zn > Br, mientras que en el hígado y el músculo se observó una idéntica tendencia: Fe > Zn > Cu > Br (Tabla 1). Por consiguiente, en los tejidos analizados, las concentraciones medias de hierro y cinc fueron las máximas en relación a las reportadas para los demás metales traza.
Por otra parte, se observaron diversas diferencias a nivel intertisular en las concentraciones de metales traza; el hígado presentó las mayores concentraciones medias de hierro y cobre, mientras que el riñón mostró las máximas concentraciones medias de cinc, selenio, y bromo (Tabla 1). El músculo no se caracterizó por exhibir altas concentraciones para ninguno de los metales traza detectados, salvo en el caso del manganeso, en donde se reportó un nivel de 40 ppm en peso seco en una de las hembras muestreadas.
Las altas concentraciones de hierro encontradas en el hígado de los ejemplares estudiados, confirman al mismo como el más importante órgano acumulador de este metal.

CONCLUSIONES

De la totalidad de los metales traza determinados en este trabajo, las concentraciones tisulares de los elementos esenciales cinc, hierro, manganeso, y selenio estarían reguladas metabólicamente y por consiguiente puede afirmarse que las mismas no representan una seria amenaza de polución. Asimismo, existe alguna evidencia para sostener que el bromo y el rubidio también presentarían cierta regulación. Las concentraciones de cobre hepáticas mostraron la máxima variación, lo cual indicaría una incapacidad regulatoria para este metal. Sin embargo, las concentraciones renales y musculares de cobre parecerían estar reguladas metabólicamente en virtud de la baja variación de sus niveles.

Además, v en relación a lo anteriormente señalado, el hígado de la especie aquí' estudiada podría ser considerado corno un excelente indicador potencial de los niveles de colire. constituyéndose entonces en un órgano apropiado para el inoniloreo en casos de polución costera por este metal.

El cadmio y el plomo, elementos trazado considerable significado lexicológico, mostraron concentraciones indetectables en todos los tejidos analizados, y por lo tanto en ningún caso alcanzaron concentraciones consideradas como tóxicas para otras especies de aves mannas (0shorn^tí/.. 1979: Hulse et til.. 19SO; Nicholson & Oshorn. 19S.3i

AGRADECIMIENTOS

Deseamos expresar nuestra profunda gratitud a Ana Rehellalo por su asistencia técnica durante la preparación del presente artículo.

 

 

Volver